Crear una cultura de aprendizaje

Crear una cultura de aprendizaje

Uno de los componentes más esenciales del aprendizaje es la creencia de que todos los estudiantes son aprendices, también conocida como eficacia colectiva.

Esto es mucho más vital ahora, que los estudiantes vuelven a las aulas con una amplia gama de experiencias de aprendizaje, y con diversos niveles de éxito.

Para aprovechar plenamente los beneficios de la eficacia colectiva en el aprendizaje de los estudiantes, las escuelas deben construir y fomentar una cultura de aprendizaje. He aquí tres pasos para inculcar la creencia de que todos los alumnos son aprendices.

Crear una cultura de aprendizaje

Poner a los estudiantes en primer lugar

Al planificar y examinar las rutinas del aula, hay que centrarse en los alumnos. ¿Qué van a aprender los alumnos, cómo lo van a aprender y cómo van a demostrar su aprendizaje? Estas preguntas permiten seguir la experiencia de aprendizaje haciendo hincapié en el alumno.

La descripción de las experiencias en el aula a través de la visión de los alumnos hace hincapié en el aprendizaje y en el alumno. Las acciones de los educadores deben orientarse hacia el apoyo a los estudiantes.

Los estudiantes deben ser conscientes de lo que están aprendiendo, y cómo lo están aprendiendo, para que puedan ser participantes activos en su educación.

Desarrollar un enfoque del aprendizaje basado en recursos.

Los recursos o activos (assets, en inglés) son atributos valiosos que los estudiantes aportan al aula. Algunos son académicos, y otros incluyen disposiciones, rasgos de carácter, experiencias e intereses que contribuyen al aprendizaje en el aula.

Por ejemplo, ser bilingüe es una ventaja. Los hablantes nativos de otro idioma que están aprendiendo castellano utilizan esta baza cuando trabajan con otros alumnos para etiquetar objetos en ambos idiomas, de modo que todos aprenden un nuevo idioma.

Un estudiante empático utiliza su propio activo cuando se sienta con un estudiante que está teniendo un mal día, para que su compañero se sienta apoyado. Es importante que los profesores reconozcan a los alumnos cuando comparten sus puntos fuertes y sus dones.

Alejar la conversación del “aprendizaje perdido”

Con tanto énfasis en lo que no han aprendido en el último año, los alumnos pueden estar recibiendo involuntariamente el mensaje de que no pueden ponerse al día.

Aunque es un reto, obtener datos para identificar los niveles actuales de rendimiento de los alumnos y, lo que es más importante, las habilidades y conocimientos que están preparados para aprender, puede ser más crucial que nunca. 

Pero, lo más importante, es que los educadores necesitan oportunidades para aportar su visión personal sobre el rendimiento de los alumnos, los problemas que tienen y lo que se necesita para que superen el punto de «estancamiento».

Establecer objetivos realistas puede ser también útil. Este año, los objetivos significativos pueden estar alineados con la recuperación del aprendizaje; sin embargo, en circunstancias normales, los objetivos pueden alinearse con el cumplimiento de los programas educativos o la preparación para la universidad.

Los objetivos realistas podrían basarse en los resultados normalizados o en la probabilidad de alcanzarlos en un plazo determinado. El objetivo final es encontrar el equilibrio adecuado entre lo que es significativo y lo que es práctico.